Por las madres, que mujeres!!!

Eran otros tiempos, otras maneras de ver la vida, otras formas de vivirla. Una mujercita de apenas 15 años se casó con un treintón de no mal ver y en el que vió, además de un hombre, otra expectativa de vida. En contra de su propio padre se casó y salió de su ya responsable vida, a su corta edad, para formar una familia a la que a la postre se entregó.

No fué sencillo, ¿y que había sido sencillo en su vida?, tuvo siendo una adolescente a su primer hijo, que la lleno de alegría, nunca tuvo juguetes, no se había entrenado con muñecas y por fín tenía uno, pero de carne y hueso.

Emigró al DF sin mas que sus ganas de hacer un futuro mejor, vivió en no muy bonito barrio, en una vecindad, dónde desde un principio brilló, y es que ese era su destino: brillar dónde se parara junto a su familia.

Al poco tiempo llegó a su vida otra bendición, su única hija, que la hizo aún mas feliz a pesar de que en cada embarazo (por su edad supongo) su salud se veía en grave peligro y a su esposo no le agradaba mucho su aspecto en ese estado.

Comenzaron junto a su esposo un dificil pero prospero negocio que la llevo a la tierra que hizo suya: Iguala Guerrero. Aún con necesidades económicas viviendo en un pequeño cuarto de vecindad que veía como una residencia de lujo, pequeña pero valiente, hizo valer su calidad de mujer, defendio a capa y espada a sus hijos y matrimonio, incluso pistola en mano en una ocasión.

Pasaron algunos años antes de la llegada de su tercer hijo, aunque ya había tenido la triste experiencia de perder alguno o como decían entonces "que no se lograban", quizá el mas parecido a ella, lo cual fue motivo de gozo y le daba mas forma a la familia que había planeado.

La suerte le había cambiado, ya con mejores posibilidades económicas, 3 hijos y un negocio prospero y muy joven aún se dedico a trabajar y fue lo que muchas madres son hoy en día: empresaria (o como ella dice: comerciante), esposa y madre, que cabe señalar que practicamente ella crío a sus hijos ya que por la naturaleza de su negocio su esposo se la pasaba de viaje, aquella niña inexperta y llena de sueños quedaba atrás dándole paso a la mujer que se había forjado poco a poco al paso del tiempo.

Además de todo se dió tiempo de ayudar a su familia, trayendo a vivir consigo a 3 de sus hermanos que hoy en día son gente prospera y que quizá sin su apoyo nunca lo hubieran logrado, siendo esto último dicho de sus propias bocas.

Después de 10 largos años de su último dificil parto y sin esperarlo siquiera, se entero que nuevamente estaba encinta, su cuarto hijo llegaría. Hubiera podido decidir no tenerlo, ¿quién iba a querer recomenzar una labor tan complicada que es criar a otra criatura y mas a esa edad? (33 años en ese tiempo eran demasiados para engendrar), pero lo parió y es, queridos lectores, quién hoy les escribe.

Pasé hasta los 18 años a diario con ella y creánme que no les miento al decir que soy lo que soy gracias a ella y a mi padre, pero sobre todo, ¿por que no decirlo? a ella de la que he aprendido tanto, a su fortaleza, a su integridad, a su manera de ver la vida simpre hacia adelante. Dios no me pudo mandar con nadie mejor, la quiero mucho y la admiro más.

Ojalá que los que me lean compartan mi punto de vista respecto de sus progenitoras, que historias distintas, palabras mas o menos, son entrega y amor.

Va por las madres, que mujeres. Va por mi paloma negra, mi querida parrandera.

Gebusca.