viernes, 13 de marzo de 2009

Lo que divide, que confronta, no puede ser bueno.

Desde hace unos años (más bien muchos años 60s, 70s), llego un movimiento llamado "feminismo". Surgieron inmediatamente grupos a favor y en contra, razones sobraban pro defensa y ensalzamiento del mencionado movimiento. En muchos puntos tenían razón, la mujer estaba inmisericordemente echa a un lado del mundo, como la muñeca fea, escondida por los rincones; solo servía para hacer de comer, tener limpia la casa, educar a los hijos y hacerse de la vista gorda ante la conducta infiel del enconado proveedor de la casa. Mueren los hombres y arriba las mujeres, mujeres unidas, jamás serán vencidas y una serie de frases celebres surgieron. Tantos años sufriendo menosprecio no podía detonar en algo distinto, era hora de hacer pagar al monstruo tantas injusticias, tantos atropellos y hacer valer el género de equidad. Queremos llegar a lo más alto, tener los mismos puestos que los hombres, ganar igual o más que ellos, ¡si, que muera el enemigo!. Hoy 13 de marzo de 2009, sigue escuchándose ese grito tan desesperado de las mujeres, ante el grito de enojo de los mochos de siempre encabezados por los panistas, priistas, perredistas (porque en todos lados se cuecen habas) y los demás mortales que por fortuna o infortunio no pertenecemos a ninguno de estos apátridas. Todas las razones son válidas, cada quien habla como le va en la feria y lo que creo que en esta lucha de géneros se nos olvido algo primario y esencial en nuestras vidas..... los hijos. Las mujeres en su reyerta en contra del enemigo múmero uno: el hombre y el hombre empotrado en su dicho de las mujeres son eso... mujeres, se olvidaron de la materia prima número uno del hogar, ciudad, estado, país y el mudo.... los hijos, y de ese pequeño descuido se desprendio (según mi humilde opinión) la desintegración familiar, de ahí la crisis social y la disfunción matrimonial; el divorcio creció a niveles nunca vistos, la independencia buscada se está consiguiendo llevándose entre las patas a nuestros jóvenes, quienes al verse tan poco tomados en cuenta y disfrutando de una libertad no buscada si no como un daño colateral de lo sucedido, se dio a la tarea de lo más sencillo, ser reconocido por los amigos y meterse en el pasillo de las adicciones. Como se perdió el control de los jóvenes, por ende se perdió el control de los ciudadanos y nacieron los niños jugando a los policías y ladrones. La miseria social en general los llevo a buscar las cosas fáciles, dinero, mujeres y lujos al por mayor, el narco tiene en sus filas a jóvenes d(demasiados jóvenes diría yo), ávidos de todo lo que se le niega, primero en el hogar por luchas estúpidas de poder, y luego por papá gobierno, quien en lugar de ocuparse de dar educación y prominente futuro a nuestros niños, les da un panorama totalmente oscuro. ¿Cuando?, con un gobierno preocupado porque no se extradite una secuestradora francesa, que quien gana más, que hay que legalizar las drogas, que hay que vender camarones para los romeritos, que hay que dar una escuela de tiempo completo (por Dios, no engañen a la gente, con el cuerpo docente con el que contamos y con la buena dirección de la sra. maquiaelba), y tonterías nos olvidamos de lo medular.... nuestros hijos. Tanto hombres como mujeres tenemos derechos, nadie lo puede negar, pero antes que hombres y mujeres fuimos niños y jalamos por donde nos guíen, o lo que es peor, por donde ni cuenta se den los encargados de allanarnos el camino. Todo exceso es malo y todo movimiento llegado al fanatismo es letal.
Y afirmo que.... ¡lo que divide, que confronta, no puede ser bueno¡.

Chao Bye.

1 comentario:

Gebusca dijo...

Tenez toda la razón che, como lo hemos comentado en muchas ocasiones en el programa y como tu dices no es carrera de caballos, ahora tmb es cierto que no todos somos iguales (los hombres me refiero) a nosotros (la familia) se nos hace injusto y de alguna manera ilógico, pero existe otra realidad dónde algunos hombres siguen tmb en la edad de piedra, la burra no era arizca... la hicieron.