miércoles, 11 de marzo de 2009

Padres, jovenes, ciudadanos todos: platiquemos.

El día de hoy leí dos columnas en Milenio que me dejaron pensando muchas cosas y solo me queda decirle al Sr. Eduardo Ruiz-Healy, quien por primera vez habla de la muerte de su hijo y el problema del alcoholismo, mis respetos por el valor y la manera de enfrentar la muerte de su hijo. La otra es el testimonio de un joven bien, hablando de ese flagelo que es la droga y solo me resta decir, padres, acerquémonos a nuestros hijos, muchachos, acérquense a nosotros. Aquí les dejo las dos columnas.

Eduardo Ruiz-Healy
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva


Eduardo Ruiz-Healy presentó en su programa de radio de ayer un testimonio de una valentía fuera de lo común en los medios informativos: habló en primera persona sobre la muerte de su hijo Eduardo Ruiz-Healy Álvarez, de 36 años, y de las causas de la muerte ocurrida el 24 de febrero.
Expresó: “Mi hijo Eduardo tuvo un problema muy grave. Tuvo una enfermedad gravísima de la cual trató de curarse. Padeció alcoholismo durante muchos años. Y lo curioso es que a pesar de ser alcohólico fue muy funcional durante gran parte de su vida. Pudo obtener su título profesional, pudo obtener una beca para irse a estudiar a Escocia y obtener una maestría en ciencias económicas y desarrollo económico. Pero algo pasó, y nunca sabré qué pasó. A partir de noviembre de 2007 entró en una espiral y en una crisis que le valió seis reclusiones diferentes en lugares especializados. El lunes 23 de febrero, su cuerpo ya no pudo aguantar y se quedó muerto en su departamento”.
A la crudeza del testimonio, Ruiz-Healy añadió datos igualmente ásperos (por ejemplo, 32 millones de mexicanos enfrentan problemas de alcoholismo) y una pregunta: ¿qué hace la autoridad, en realidad, para tratar las adicciones?
“Mi hijo luchó diez años contra el alcoholismo”, concluyó, “Podía comprar el alcohol, que es una droga, totalmente borracho en una tienda de servicio de 24 horas, y no hay una sola ley para que este tipo de tiendas se abstenga de vender alcohol a alguien que está alcoholizado. Somos un país de desorden.”.
Absolutamente cierto. En la radio, también, me comprometí a enviarle la transcripción de las palabras de Ruiz-Healy a Margarita Zavala. Creo que serán de su interés. Lo haré hoy.
Un abrazo, Eduardo.gomezleyva@milenio.com

Iniciación
Día con día
Héctor Aguilar Camín

Me escribe Sebastián Frías sobre mi artículo “El procurador y los jóvenes” (MILENIO, 5/3/09):
El énfasis de tu comentario recae sobre la potencialidad en los jóvenes del norte en ser futuros narcotraficantes. Me gustaría presentarte mi visión de cómo las drogas inundan a toda clase de jóvenes. Actualmente estudio en el Tec de Monterrey campus Ciudad de México y también estuve en el campus Cuernavaca. La lógica parece ser la misma en cuanto al acercamiento a las drogas.
La presión social en tiempos de mi padre era el alcohol o el cigarro. Hoy en día he visto como un sin número de personas han iniciado un consumo de mariguana por este mismo factor. Las personas más brillantes que he conocido han sucumbido ante tal presión. Es casi inevitable negarte cuando no te da miedo ser joven y estás abierto a cualquier experiencia.
Sin embargo, no creo que ese sea el problema. El problema es que 50% de las personas que inician este tipo de consumo llegan a ser grandes consumidores de otras drogas y la accesibilidad de las mismas es casi irreal. En una tienda, con amigos, en los antros, en la escuela, donde sea, siempre habrá alguien quien proporcione cualquier tipo de drogas: mariguana, tachas, speed, cocaína.
Conozco estudiantes del ITAM, del Colmex, del Tec, de la Ibero, y no se diga de las escuelas de artes y cine. Somos jóvenes y poco medimos las consecuencias. Además son temas tabúes, es muy difícil encontrar a alguien con quien platicar de esto: ni profesores, ni sacerdotes, ni padres, ni tíos. Es un tema prohibido.
Es imposible adecuar una política pública o de educación preventiva, si seguimos viviendo a escondidas de un tema que mata cada día a más mexicanos. Hay una realidad de la que nunca se habla de la que parece que los adultos fueran ajenos, y sin embargo es más real de lo que muchos se imaginan.
Se que todo lo que te digo no es nada nuevo, sin embargo creo que la aproximación social a este tema es cada día más retrograda, cada día con peores consecuencias sociales y así se va haciendo cada vez más grande el abismo generacional y la falta de comunicación y por lo tanto es imposible atacar al narcomenudeo.
Si ni siquiera se quiere hablar del tema o aceptarlo como un problema, jamás habrá ningún tipo de soluciones efectivas. Yo opino que falta sinceridad, claridad, comunicación, pero sobre todo atención, es decir un verdadero interés por querer entender a la juventud y a sus problemas. Pero supongo que eso no es rentable para las grandes publicaciones y los medios. hector.aguilarcamin@milenio.com

Nos leemos después.

Chao Bye.

1 comentario:

Gebusca dijo...

Buenas columnas ambas dos (dijera un pendejo que conozco, jajaja), la neta y sin querer queriéndo es parte de lo que hemos hablado en mas de una ocasión en el programa: la desintegración de la familia, bravo a la liberación femenina, pa eso existen las guarderías no?, gracias a los pobres pendejos que tienen 2 familias o dos viejas y al final de cuentas no tienen a ninguna, gracias al gobierno por enfrentar esta guerra idiota vs el narcotráfico al tu por tu y al toma y daca, que porquéría de sociedad, ni modo, como dice la gran Cristina Pacheco "Aqui nos toco vivir", tejones porque no hay conejos.