LA LIMPIEZA ...¿NI POCA, NI MUCHA?

¡Hola queridos tochomorochianos!

Sé que ya estamos hasta el tope del tema de la influenza, pero como mamá que soy, hay ciertas cosas que hay que observar. Les comento que una de mis hijas lleva como tres semanas con una gripe que no se le quita, entonces la llevé al IMSS y ya ven, le tocó una doctora pésima (por gente como ella ésta institución tiene una muy mala fama) que sólo le dio un antiestanímico, nosotras creídas de su "eficiencia" llegamos al final del tratamiento y nada. Hasta que una prima me sugirió ir con la doctora Tere Ramírez Hernández (por gente como ella el gremio se salva, que persona tan humana y eficiente de su profesión) y miren que no es importante el lugar dónde labora la doctora, pues está demás comentarles que labora en el dispensario de una iglesia.

La doctora nos hizo la observación que se trataba de algo alérgico, que tenemos que estar al pendiente de la limpieza de nuestro alrededor, entonces aquí es cuando yo me pregunto, ¿hasta dónde la limpieza? no podemos tener a nuestros hijos en una burbuja. Con la limpieza puede producirse un efecto similar al que ocurre con ciertas sustancias: en la dosis adecuada son beneficiosas, pero cuando se excede la cantidad recomendada pueden llegar a ser perjudiciales.
La limpieza del hogar no sólo es cuestión de buenas costumbres sino también de buena salud, ya que contribuye a erradicar los agentes patógenos del ambiente. El problema surge cuando se pretende llevar la asepsia hogareña hasta límites exagerados.
El exceso de higiene que forma parte de nuestras vidas podría estar directamente relacionado con el aumento de las alergias.

De acuerdo al psicólogo y pediatras, hay suficientes evidencias científicas que demuestran que la libertad de ensuciarse durante la exploración, el juego, el ejercicio físico, las tareas escolares u otras actividades cotidianas en casa, beneficia el desarrollo físico y mental de los pequeños.
Según los especialistas, algunas actividades lúdicas reñidas con la higiene como saltar en un charco de agua, caminar por el barro, subirse a un árbol, jugar con arena, remover la tierra para buscar insectos o descubrir un tesoro, o deslizarse sobre el césped, fortalecen el sistema inmunológico de los pequeños, siempre que no impliquen un peligro, por supuesto.

Referencia: Eugenio Fráter.